El
autocar salió con absoluta puntualidad de Madrid y, casi
sin darnos cuenta, llegamos a Sigüenza. Como hacía
una mañana estupenda nuestra profesora, guía y
amiga, Pilar Martínez Taboada, decidió
que subiéramos andando al Castillo, por la muralla. Atravesamos
el Arco del Portal Mayor (desde allí la muralla protegía
los barrios artesanales de la judería) y seguimos subiendo
hacia el Castillo, pasando por la Puerta de Hierro, del siglo
XIII.
El
Castillo de Sigüenza domina la Ciudad desde su
parte más alta. Actualmente Parador Nacional, fue un
enclave defensivo desde los tiempos más antiguos: primero
celtíbero, más tarde romano, visigodo y árabe.
Precisamente sobre la planta de una alcazaba, se levantó
en el siglo XIII el Palacio Episcopal, en el que vivieron los
obispos hasta el siglo XVIII. Fue el centro de operaciones militares
en la lucha por la corona de Castilla, en las guerras de Sucesión,
en la de la Independencia.
En el Parador hicimos un alto, tomamos café,
deambulamos por estancias y patios, y finalmente nos dirigimos
hacia la Ciudad Medieval. La urbanización
medieval de Sigüenza tiene una singular fisonomía,
con algunas calles longitudinales como San Vicente, Arcedianos
o Torrecilla. Estas calles están enmarcadas por dos grandes
vías transversales la Travesaña Alta y la Travesaña
Baja. En la Travesaña Alta se encuentra la Parroquia
de San Vicente. Su portada consta de tres arcos de
medio punto que descansan sobre capiteles de ornamentación
vegetal.
Tres
plazas marcaron sucesivamente la vida de esta ciudad: La plaza
Vieja en la que se encuentra la hermosa Casa del Doncel,
del siglo XV, recientemente restaurada y que pertenece hoy a
la Universidad de Alcalá.: Un palacio que tiene una gran
fachada con un arco de medio punto y balcones y ventanas en
los pisos superiores.
La
otra plaza, La Plaza Nueva, abierta después
de la movilización de los judíos, cambió
el eje de la ciudad al instalarse allí el mercado, puesto
que se convirtió en el centro económico y comercial.
Después acogió al Ayuntamiento, y luego a la cárcel
y la escuela.
La
Plaza Mayor fue construida ante la Catedral, a instancias
del Cardenal Mendoza, para ello se tuvieron que tirar las murallas
que protegían y aislaban la Catedral, y algunos edificios.
Entramos en el siglo XVI, momento en el que cambia de nuevo
la vida de la ciudad al tomar esta plaza el protagonismo definitivo:
el cardenal ordena trasladar a esta nueva plaza el mercado semanal
que se realizaba en la Plaza Nueva, para mejorar la actividad
comercial y atender al deseo de los eclesiásticos.
Una
calle unía la Plaza Mayor con el Castillo, era la Calle
Mayor. Completan el espacio: El Palacio del Mirador,
el Edificio del Ayuntamiento del siglo XVI, y de frente,
por supuesto, la Catedral.
Las
dos, en el restaurante “Calle Mayor”,
fue la hora de la comida. Relajada, tranquila y.... exquisita.
Después de comer teníamos hora para ver la
Catedral: de estilo cisterciense, iniciada en el año
1124 por Don Bernardo de Agén, conquistador de Sigüenza.
Continúo la obra Don Pedro de Leucate y la impulsó
definitivamente Don Cerebruno. El románico se combina
con el gótico renacentista, plateresco y neoclásico:
La nave principal comenzó a construirse en el siglo XII,
según las normas románicas, pero se terminó
en 1495 en estilo gótico, ya tardío.
La
fachada responde a las necesidades de una iglesia fortificada,
con torres almenadas y gruesos contrafuertes. El rosetón,
las ventanas y vidrieras atenúan la sobriedad general.
Destacan el Claustro, la Capilla del Doncel,
la Sacristía de las Cabezas y el Coro, bellísimo.
Para
terminar nuestro recorrido, el Barrio Barroco y la Alameda:
un parque neoclásico que se construye en los primeros
años del siglo XIX, la parte más moderna de nuestro
recorrido.
Un
paseo por los momentos más destacados de nuestra historia
que, gracias a nuestra querida Pilar y a las personas que se
han preocupado por respetar y conservar nuestro patrimonio ,
realizamos en un solo lugar y un solo día.... Un día
estupendo.